lunes, 14 de junio de 2010

Alelí:


Se de tus fuegos sinceros y de los diablos. Se que aveces sales por las noches y encumbras el vuelo hasta encontrar un alma solitaria a quien chuparle los adentros. Se de tus deseos más perversos Alelí, cuando cambies, la sangre por jugo de frambuesa, seré la primera en llamarte y decirte lo hermosa que te ves danzando, esa danza azul o celeste y de tus propios colores, no haya más nadie que recrimine o juzgue lo presente. Eres junto a mi piel, luna sangrada, mujer que pueblas los abismos itinerantes, que dices, sobre lo cierto, cantando algo que definitivamente prefiero no escuchar, entonces eres cuerpo, figura, otoño subliminal. Pensando en ti, me golpié cien veces la cabeza contra el muro y así logre llenar mi boca de sangre y la escupí sobre la luna para regalarte una de sus dos mitades. Alelí, imagino el día en que navegemos en esa radioneta, sin que nada importe más que habitar en una profunda felicidad, dónde el viaje sea el tiempo y ya te hayas olvidado de los sapos y lagartijas que sueles comer en los desayunos, almuerzos.. odio cuando prefieres murcielagos al anochecer. Te he dicho NO ALELÍ, no te comas eso, que yo he visto como saben y déjame decirte que mejor olvidarlo. Pero no, Alelí eres una de las mujeres más porfeadas que conozco, pero ya va, ya tu bien sabes que me canse de ti, pero te seguiré escribiendo en tu eterno desaparecer.

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